Son muchas las razones para indicar que el Trigésimo octavo clásico El Derby pasará a la historia y costará olvidarlo. Primero, indicar que se disputó sin restricción alguna debido al Covid, segundo, que el ganador de la carrera, Fortino, logró la Triple Corona Nacional y tercero, que se batieron todos los montos de juego, lográndose cantidades que dejan, al primer G1 de la hípica chilena muy bien perfilado a nivel continental. La presencia de Fortino, ganador del St Leger y que sólo días antes, se oficializaba a través del Consejo Superior de la Hípica Nacional, que era, el ganador del clásico El Ensayo, resolución que lo dejaba como postulante a la trilogía nacional, que tenía en Wolf, desde 1969, como el único caballo que la había conseguido. El aficionado de la hípica gusta de la aparición de campeones, que demuestran superioridad ante sus adversarios, más aún, si este dominio se ejerce en el proceso selectivo, por lo tanto, la masiva asistencia de aficionados, engalanó la fiesta de ver en acción a un caballo superlativo que ingresa, con letras doradas, a la historia del turf chileno. En materia de juego, la carrera se convierte no sólo en la más jugada de la hípica chilena, sino, la más jugada de la hípica sudamericana. La suma de $ 220.886,843 deja un desafío enorme para quienes quieran superarla. Ahora, los $ 1.515.461.144 jugados en las 25 carreras, convierte esta versión en la reunión con más juego en la historia de nuestra institución, lo que debe ser una inmensa responsabilidad para mantener o superar esa marca en el mediano y largo plazo. Se debe agradecer a todos quienes fueron parte de esa memorable cifra, no importando la suma apostada, porque nos permite mirar con optimismo el presente y futuro del turf chileno.
